lunes, 23 de mayo de 2011

De todo se aprende

María Moragues/Posadas
Un abrazo enorme y un "menos mal que has llegado" fue lo primero que recibí a la llegada de Posadas, era mi nueva compañera de aventuras y tantas que nos esperaban...
Lo primero que hice fue ducharme después de estar un día dando tumbos por el mundo, era lo que necesitaba y después una buena cena. Esos bares que se llaman "Bar Español" y sólo tienen de España su nombre. Tortilla de patatas con pimiento, chorizo... ¿Eso es tortilla española? pues no... así que una hamburguesita para este cuerpo serrano!

Después descubrí la noche posadeña, fuimos a la barra Yaiza y yo a pedirnos un cubata... Primera reacción: no había Fanta de limón y todas las bebidas alcohólicas las consumo con limón, nos dimos una vueltecita por el lugar y todos iban con una botella de champán debajo del brazo. Pensamos: "nosotras no vamos a ser menos, jajajaja" y resulta que era lo más económico, una botellita para las dos. Mientras subían las magníficas burbujas a mi cabeza, empezamos a bailar, a contarnos cosas de nuestra vida... Aquello que se hace con una persona que terminas de conocer. La fiesta entre baile y botellita de champán terminó a las 4 de la mañana.
*Aquí dentro de las discotecas dejan fumar.


Ahora tocaba descansar en el hotel, pensamos que nos levantaríamos a las 9 de la mañana para desayunar ya que entraba en el precio y teníamos que ahorrar. En que mal momento lo pensamos, a las 9 sonó nuestro despertador y vimos como justo al lado de la puerta del baño había un charco de agua. "Cuidado no te resbales" escuché.  Pocos segundos después estaba en el suelo con una brecha en la cabeza, ese fue mi regalo de bienvenida. Ambulancia, hospital y todo lo que viene después. Menos mal que se quedó en un simple susto, que aconojó a todo el hotel y sobretodo a mi compañera que me conocía desde hacia horas.
Después de este sustillo todo tenía que salir bien y así fue. Seguimos durante unos días en el hotel mientras tanto buscábamos piso. Una noche que íbamos a hablar con la familia vía Skype, bendito invento para hacerle un monumento a su inventor, bajé a la recepción con zapatillas de ir por casa. Yaiza me comentó vas a bajar así y respondí: Claro, si no voy a ver  a nadie interesante. (Además todo el hotel me había visto con unas pintas el día del accidente, que más me daba)
En ese momento, con zapatillas de ir por casa, apareció Carlos, el otro español. Lo conocimos, fue como una salvación, un chico, alguien que nos puede ayudar. Cenamos, comentamos que queríamos hacer durante los próximos 6 meses. Lo primero era buscar una casa para tres personas.


Comenzó nuestra búsqueda durante 4 días, hasta que conseguimos la casa en la que hoy vivimos. Ya teníamos la casa pero faltaba amueblarla, una tarea difícil ya que no teníamos ni idea donde estaban las tiendas de muebles de segunda mano.
Manos a la obra, buscando tienda por tienda aquello que necesitábamos. Somier, mesitas de noche, mesa para el comedor, nevera (aquí llamada heladera), cocina, sofá, sillas... Lo único que compramos nuevo fueron los colchones y las almohadas, nos daba un poco de asco que fuera utilizado. Llegó el momento de limpiar, millones de arañas, bichos indescriptibles vivían en nuestra humilde morada.


Aquí la gente no utiliza fregona, se coge una escoba y se le pone un trapo con dos pinzas y ya tienes fregona. Limpiamos así todas las paredes y las desinfectamos. Dormimos en el suelo la primera noche, con los colchones tirados y con sacos de dormir, sin almohada. Los tres arropaditos, por lo que pudiera ocurrir.
Poco a poco trajeron los muebles, arreglamos la casa, nos acomodamos. Y por fin, en ese momento encontramos fregona y cubo con escurridor. Una vez ya estaba toda la casa limpia. Ese momento en el que Carlos y Yaiza se pusieron a grita en medio de una tienda: "Maria, Maria, corre, corre, no te imaginas lo que hemos encontrado", sí era una simple fregona y un cubo con escurridor. Como si hubiéramos visto a la mismísima "Mare de Deu".
Este periodo de tiempo fue duro, intenso pero no os podéis ni imaginar lo que nos llevgmos a conocer los tres. Sin esta experiencia supongo que no hubiera superado mis miedos a las arañas, lagartos, bichos indescriptibles... De todo se aprende y todo te forma como persona.

Una experiencia única que sólo yo podía vivir.

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