domingo, 26 de junio de 2011

¿Vivir o sobrevivir?

Maria Moragues/Posadas

Una no llega a imaginar que es la pobreza hasta que no la tiene delante de tus propias narices. Vives con lujos, con aquello que consideras que es imprescindible en tu vida pero no lo es, y oyes a lo lejos aquello que se puede definir como pobreza. Son niños desnutridos, con familias totalmente desestructuradas, con carencia de tantas cosas inimaginables que hasta que no las ves no comprendes que es. Definir pobreza es muy fácil, lo aprendes en la escuela, pero en mi vida diaria no conocí el significado real que tenía hasta llegar aquí.
Nunca vi a un niño descalzo,  en un día de lluvia, pidiendo en frente del supermercado más grande de toda la ciudad. Nunca vi a niños durmiendo en la calle con cartones. Nunca vi a madres suplicando que les compres algo porque si no sus hijos seguirán sin comer. Nunca vi como un niño con cara de pena llama a tu casa rogando que le des un paquete de aquello que te sobre.

Esto es lo que he visto, y mucho más, durante mis tres últimos meses, todo lo contrario a lo que estaba acostumbrada a vivir. Antes de venir a Posadas me consideraba una mujer normal con una vida normal, aquí me he considerado privilegiada por tener todo lo que tengo, pero sobretodo una mujer ignorante que no veía más allá de una simple definición de pobreza.  
Puedes considerarte solidaria por ayudar a los más necesitados, pero aquí hay tanto que hacer que no sabes por dónde empezar. Sí, es tan diferente. En España puedes ver a indigentes, puedes darles dinero, ayudar en asociaciones como Buñoleras sin Fronteras, buscar soluciones en tus votaciones, pero aquí todo cambia.
Cuando pasa el tiempo te acostumbras que es lo peor que te puede suceder. En mi comienzo me indignaba por ver la situación de centenares de familias, después te resignas. ¿Qué puedes hacer tú, una estudiante que va a estar 4 meses? ¡NADA! En ese momento llega otra vez tu indignación, siempre te habías considerado una persona solidaria y ahora que convives con  la pobreza no tienes soluciones. Lo único darles unas cuantas monedas que tienes en tu bolsillo para que ese día puedan comer algo, entrar a un supermercado y comprarles comida preparada. Es indignante.
Y más cuando ves que parte de la sociedad ha convivido con ello y no pone soluciones, que el gobierno da ayudas a diestro y siniestro pero siempre son los beneficiarios los mismos. Que los partidos políticos se escudan detrás de eslóganes como “Conmigo se acaba la era del choripan”. Comida que se relaciona con la clase social más baja. ¿Y cuando llegan al poder que hacen? NADA, lo mismo que has hecho tú durante 4 meses. Con la diferencia que ellos tienen un capital incalculable para poner soluciones y una legislatura entera para cambiar la situación.  Y tú cuatro meses y una beca que no te da ni para pagar el pasaje de ida y vuelta.
¿Cuántas veces has visto a un minusválido, que debería ir en silla de ruedas, arrastrándose por el suelo? Yo nunca, hasta que vine aquí. Las ayudas para estas personas son mínimas, por no decir nulas. Ser minusválido en Posadas se convierte en una persona dependiente totalmente de los demás.  De la caridad, de la solidaridad y sobretodo de tu situación económica. Si tu familia tiene plata para ayudarte ¡SIENTETE UN AFORTUNADO! Que diferente es la vida. En España no hay muchas ayudas, pero las hay. Puedes ser beneficiario de ellas y tener una vida como cualquier otra persona. Aquí nos minusválidos lo son, para salir a la calle necesitan la ayuda de otra persona, no hay infraestructuras necesarias para que una persona minusválida sea autosuficiente e independiente.

Tampoco lo son las personas mayores. Estábamos haciendo un trabajo sobre las ausencias de Posadas y encontramos a una anciana pidiendo en un semáforo.  Nos acercamos para preguntarle si podíamos hacerle unas fotos que éramos españoles y que queríamos hacer un trabajo de denuncia. Nos explicó que llevaba 5 años esperando que le pasaran su pensión, que no tenía dinero para vivir y que esa era su manera de sobrevivir, pedir plata y vender caramelos en un semáforo.

Después ves las noticias de España, un país totalmente desarrollado, que se pelea por que la edad de jubilación aumenta y piensas ¿Somos unos afortunadas a pesar de los recortes sociales? Pues sí, lo somos. Tenemos una vida digna, lo más importante.
Aquí he aprendido y mucho, a ver la vida de otra manera. A sacrificar cosas que antes consideraba tan importantes y no lo son. Pero sobretodo he aprendido que hay soluciones a todo, que con ganas y esfuerzo se pueden cambiar las cosas. Yo no tengo tiempo, me queda una semana en Posadas, pero espero que con este artículo muchas personas recapaciten sobre la manera de vivir, porque aquí no se vive se sobrevive.


miércoles, 8 de junio de 2011

Buenos Aires, una ciudad increíble

¿Dos semanas en Posadas? Ni pensarlo. Agarramos un autobús y nos fuimos a Buenos Aires, esa gran ciudad que tantas ganas teníamos de conocer. El ómnibus (que así se llaman los autobuses) salió a las 10 de la noche, el viaje duraba unas 13 horas más o menos. Pero a las 4 de la mañana nos paró la Gendarmería, lo que viene a ser la Guardia Civil española, en tierra de nadie y nos revisaron nuestras maletas con métodos muy poco profesionales. Después de todo este proceso entraron en el autobús con perros y encontraron una maleta con 2 kilos de marihuana, aquí conocida como paraguayo. No apareció el dueño, por supuesto, y después de estar 7 horas investigando y tomando mate los policías nos dejaron ir. Sí, sin aparecer el supuesto traficante.
Llegamos a Buenos Aires, después de 21 horas, ahí comenzaba nuestro magnífico viaje. El hostel en el que nos hospedamos era increíble, lleno de gente joven de diferentes nacionalidades. Compartimos habitación con 6 personas, cada día te levantabas y estaba alguien nuevo. Alucinante.
Caminito:

Ese lugar turístico que sólo al poner tu primer pie en él quedas fascinada. Colores, gente, tango, mercadillos medievales... Este video os puede resumir que es caminito. Indescriptible.


Como podréis comprobar fue el lugar de Buenos Aires que más me gustó, tiene ese espíritu que imaginas de Argentina. Lugares turístico que poseen un encanto que sólo puedes comprobar si estas allí.

Plaza 25 de Mayo:

Seré una inculta, pero nunca había oído hablar de esta plaza. Esta es su historia, conmovedora:
El comienzo del reclamo nació como una iniciativa de madres de detenidos y desaparecidos el 30 de abril de 1977 en Buenos Aires, época de la dictadura militar. Su objetivo inicial era poder tener una audiencia con el presidente de facto argentino Jorge Rafael Videla. Para ello se reunieron en la Plaza de Mayo y efectuaron una manifestación pública pacífica pidiendo saber el paradero de sus hijos. La elección de la Plaza de Mayo se debe a que está situada frente a la Casa Rosada, sede de la Presidencia y lugar donde tradicionalmente se han efectuado manifestaciones políticas.

La idea surgió mientras el grupo inicial de madres estaba esperando que las atendiera el secretario del Vicario Castrense. Una de ellas, Azucena Villaflor de Vicenti, propuso entonces: Individualmente no vamos a conseguir nada. ¿Por qué no vamos todas a la Plaza de Mayo? Cuando vea que somos muchas, Videla tendrá que recibirnos.

Ese mismo día, 14 madres iniciaron una jornada a la cual, con el paso del tiempo, se acercarían otras madres afectadas. Desde entonces, todos los jueves repetirían una caminata (originada cuando las fuerzas de seguridad les exigieron  circular  por causa del estado de sitio) alrededor de la pirámide central de la plaza.



Aquí solo os he comentado parte de lo que visité en Buenos Aires, pero no quiero olvidarme de las cosas más importantes que hice, divertirme.
Como ya os he comentado estuve hospedada en un hostel (hostal) en la calle Florida, una de las más céntricas de Buenos Aires. En él conocí a jóvenes de todos los lugares del mundo.
Estábamos uno de los días sentadas en el holl del hostel hablando con unos brasileños y el recepcionista se gira y nos dice dentro de 10 minutos viene una furgoneta a recogeros, subir a arreglaros que nos vamos de fiesta.
*Se me olvida un detalle, hacia 5 minutos estábamos en la farmacia comprando paracetamol, estábamos resfriadas.
Le hicimos caso al recepcionista y en 5 minutos estábamos subidas a aquel vehículo, con gente que no sabíamos ni sus nombres. Llegamos a la mayor fiesta de Electro House que había visto en mi vida, era la segunda Ibiza. Las diez de la noche y allí estábamos Yaiza y yo, en medio de una manada de extranjeros. Se nos acercó uno de los chicos del hostel, un canadiense. Después de varias botellas de champán, la comunicación entre nosotros iba mejorando hasta llegar a un punto en el que parecía que nos conocíamos de toda la vida. Terminamos a las 5 de la mañana con el canadiense diciendo esto:


Como os podréis imaginar el día después ni Yaiza ni yo entendíamos al canadiense, ni viceversa. Nuestra comunicación se basaba en que uno de nosotros hablara y el otro sonriera. Ese es el espíritu de los extranjeros ¿no?

Segunda fiesta con la gente del hostel. Íbamos en metro hasta un recinto donde había una tamborilada increíble. Conocimos por el camino a Fabriccio, uruguayo y a Jeff de Los Ángeles, unos chicos increíbles con los que estuvimos toda la tarde-noche. Eran personas encantadoras que tenían diferentes perspectivas de la vida. El uruguayo estudiante de odontología y Jeff trabajaba de trotamundos para una empresa ecológica. Que remix de personalidades, pero nos llevábamos muy bien, hasta el punto que fuimos a Montevideo a ver a Fabriccio.



 
Son esas amistades que haces en horas y te parecen que van a durar una eternidad. Aprendes que es lo más importante.
Puedo decir ha sido el mejor viaje que he hecho hasta ahora, tiene ese aspecto de ciudad cosmopolitan con todo lo particular de Argentina, la gente tomando mate, músicos increíbles tocando en sus calles. Eso es una de las cosas que más me impresionó, artistas para quitarse el sombrero, literalmente, viviendo de la limosna de los turistas. Nunca había visto a tantos talentos, de verdad.
Recomiendo que nadie muera sin haber visitado Buenos Aires.
Una experiencia que sólo yo podía vivir.

martes, 24 de mayo de 2011

Amistad un gran valor...

María Moragues/Posadas
Ahora comienza la real adaptación, aquello que para nadie es fácil y nosotros no ibamos a ser menos. Primero que todo, tener un móvil (celular llamado aquí) argentino, para ello nos pedian ser argentinos y como no lo eramos, debimos recurrira la gran ayuda de Leandro. Un gran compañero de la universidad que nos ha ayudado no sólo en eso, si no en muchisimas cosas más.

Conseguimos la tarjeta y fuimos a la Placita (mercado de contrabando, que aquí se ve que es legal porque nadie dice nada) a comprarnos un móvil libre. Unos 18 euros nos costó un Nokia, increible pero cierto.

Después llego el momento de ir a la universidad, menos mal que los profesores nos ayudaron muchísimo. Gracias a Zamboni, el director de la carrera, que nos hizo de garante conseguimos alquilar nuestra casa. Todos y cada uno de los docentes nos prestó su ayuda para cualquier cosa, eso no sé si en España ocurrirá, ésta es la ventaja de ser los primeros en acudir de intercambio a Posadas.

Si soy sincera, las primeras semanas no me sentí nada integrada en la universidad y muchísimo menos en la ciudad. No me sentía identificada ni con su manera de concibir la vida, ni con su método de trabajo. Es muy diferente y muy duro. Llegar a unz universidad totalmente pública, que los estudiantes no pagan ni la mátricula y por ello sus instalaciones son precarias. Sí, es buenísimo que toda persona tenga derecho a ir a la universidad, que no hayan distinciones pero no por ello las clases deben estar sin las comodidades necesarias para cursar como dios manda. La falta de mobiliario es lo que más me impresionó, si no hay sillas suficientes vas a otra clase y agarras las que quieras. Es otra manera de ver la educación ya que estas instalaciones son precarias porque el estado no invierte en educación.


Pero debo reconocer que todo ello se suprime cuando ves a los profesores, excelentes docentes que se preocupan por la vida de sus alumnos. Que consiguen transmitir ese sentimiento de respeto pero a su vez son amigos y confesores. Eso es lo que le falta a España y a sus universidades, que los alumnos no sean simplemente números a los que en junio debes calificar.

Con nuestros compañeros de clase, en los comienzos, no teníamos ningún tipo de relación. No sé si los españoles hicimos una piña que nadie podía sobrepasar o que no estaban acostumbrados a recibir a estudiantes de otros países. Todo ello ha cambiado positivamente, ahora mismo me siento una más de ellos.

Fueron semanas muy duras ya que cuando estaba en España siempre pensaba voy a conocer a muchísima gente, con diferente cultura y manera de pensar. A la llegada no se cumplieron las expectativas que tenia,no encontrar a gente de otros países y a argentinos que ya tienen su vida hecha. Muchas veces pensaba menos mal que no me vine sola, porque si hubiera sido así a las dos semanas estaba de regreso. Menos mal que poco a poco todo cambió, conocimos a tres chicas encantadoras que nos prestaron también toda su ayuda y sobretodo su amistad, lo que más necesitabamos en ese momento. Con Nadia, Manuela y Sandra nos une ahora una fuerte amistad, al igual que con muchísima gente más, pero ellas fueron el impulso que te deben dar para salir corriendo, simplemente un empujón.


Cenas en casa con amigos, salidas a los boliches (discotecas), cervecitas en los bares del centro fue todo lo que conseguimos después de ese magnífico empujón.

Después de ello, empezamos a sentirnos adaptadas y a ver Posadas con otra perspectiva.

Una experiencia única que sólo yo podía vivir.

lunes, 23 de mayo de 2011

Todo lo bueno se hace esperar

No me suelo considerar una persona afortunada, ni con suerte, jamás he ganado un sorteo, ni me ocurren cosas extraordinarias pero, hace ahora mismo casi un año, me encontré en el lugar adecuado en el momento adecuado. Sin todavía saberlo, me había tocado el mejor de los premios, la “Beca Destino”, solo su nombre ya resultaba atractivo.

Todo comenzó durante la fiesta de graduación de mis compañeros. En una embriagada conversación entre aquellos a los que, por desgracia, todavía nos quedaba un añito más de universidad. El tema, la ansiada necesidad de desaparecer, de viajar algún lugar remoto, de vivir una experiencia erasmus o similar. Fue en ese momento entonces, cuando uno de esos colegas caracterizado por encontrar chollazos nos habló a unos cuantos sobre la famosa Beca Destino. Más de 10 países diferentes, 20 plazas para los más rápidos y sobre todo, para los más afortunados. Tuve suerte, madrugué, la causa lo merecía.  Casi 15 días después publicaron las listas, ya era mía, tenía en mi poder una plaza para cursar un año en alguna universidad de Sudamérica.

Mi primera elección, Valparaíso, a 100 Km. de Santiago de Chile, en la costa del Pacífico, un lugar pequeño pero con muchísimo encanto. Tan solo el nombre ya  resultaba tentador, durante más de seis meses, me documenté, investigué, y pensé que allí viviría mi último año de carrera, sin embargo, ese no era el lugar que el destino tenía preparado para mí. Deficiencias burocráticas, incompetencias varias, el caso es que tras serios problemas entre las universidades, y cuando más negro pintaba el asunto, todo se resolvió. Lograron reubicarme a última hora en otro país y tras varias semanas de incertidumbre, la Universidad Nacional de Misiones me aceptó. Ahora sí, Argentina me esperaba.

Posadas, capital de Misiones, una de las provincias más pequeñas del país. Situada en extremo nordeste de Argentina y triple frontera con Brasil y Paraguay. Famosa por albergar maravillas naturales como las Cataratas de Iguazú, pero también con un 30% de su extensión de territorio selvático. Un destino cuanto menos seductor, aunque he de reconocer que mi miedo iba en aumento.
El tiempo corría en mi contra, mi máxima meta, conseguir información del lugar, hasta entonces, totalmente desconocido para mí. Inseguridades, nervios, dudas, más nervios… y de repente un alo de esperanza. María, como la virgen, ¡así se me apareció! jejeje. Otra de las ganadoras de este estupendo sorteo que nos tenía preparado el destino. Ella fue la mayor de mis alegrías. Esta aventura me había regalado una compañera de batallas y la verdad es que, ni hecha a medida, y sino ¿qué me digan a mi a cuantas personas les gusta desayunar una coca-cola light acompañada de un cigarrito? Jejeje
La relación que ahora nos une es indescriptible, pero en aquel entonces éramos dos locas, totalmente desconocidas y muy acojonadas. Un tuenti, varias llamadas y una coca-cola light en una gasolinera durante 20 minutos de confesiones bipolares fue todo lo que nos hizo falta para saber que los próximos meses seríamos siamesas.

La fecha de la partida se iba acercando. Vacunas, pasaporte, visado, seguro médico, billetes de avión…todos los trámites en orden para comenzar la semana de las mil y una despedidas. La de los compañeros de trabajo, de uni, de amigos y familiares y cuanto menos tiempo faltaba más nerviosa e indecisa me encontraba. Menuda decisión tomé al echar la solicitud aquel día, no hacía más que pensar y pensar en que quizá estaría cometiendo una locura, pero una locura a más de 14.000 km de distancia de mi vida y la cual no tenía vuelta atrás.
No había lugar para el arrepentimiento, llegaba la hora y tenía que cruzar el charco yo solita. Un viaje Alicante-Madrid en coche, una durísima despedida de la familia en Barajas, muchas lágrimas una mezcla extraña de sentimientos y por fin rumbo a Buenos Aires. Comenzaba mi aventura en Argentina.

YAIZA VIVAS



De todo se aprende

María Moragues/Posadas
Un abrazo enorme y un "menos mal que has llegado" fue lo primero que recibí a la llegada de Posadas, era mi nueva compañera de aventuras y tantas que nos esperaban...
Lo primero que hice fue ducharme después de estar un día dando tumbos por el mundo, era lo que necesitaba y después una buena cena. Esos bares que se llaman "Bar Español" y sólo tienen de España su nombre. Tortilla de patatas con pimiento, chorizo... ¿Eso es tortilla española? pues no... así que una hamburguesita para este cuerpo serrano!

Después descubrí la noche posadeña, fuimos a la barra Yaiza y yo a pedirnos un cubata... Primera reacción: no había Fanta de limón y todas las bebidas alcohólicas las consumo con limón, nos dimos una vueltecita por el lugar y todos iban con una botella de champán debajo del brazo. Pensamos: "nosotras no vamos a ser menos, jajajaja" y resulta que era lo más económico, una botellita para las dos. Mientras subían las magníficas burbujas a mi cabeza, empezamos a bailar, a contarnos cosas de nuestra vida... Aquello que se hace con una persona que terminas de conocer. La fiesta entre baile y botellita de champán terminó a las 4 de la mañana.
*Aquí dentro de las discotecas dejan fumar.


Ahora tocaba descansar en el hotel, pensamos que nos levantaríamos a las 9 de la mañana para desayunar ya que entraba en el precio y teníamos que ahorrar. En que mal momento lo pensamos, a las 9 sonó nuestro despertador y vimos como justo al lado de la puerta del baño había un charco de agua. "Cuidado no te resbales" escuché.  Pocos segundos después estaba en el suelo con una brecha en la cabeza, ese fue mi regalo de bienvenida. Ambulancia, hospital y todo lo que viene después. Menos mal que se quedó en un simple susto, que aconojó a todo el hotel y sobretodo a mi compañera que me conocía desde hacia horas.
Después de este sustillo todo tenía que salir bien y así fue. Seguimos durante unos días en el hotel mientras tanto buscábamos piso. Una noche que íbamos a hablar con la familia vía Skype, bendito invento para hacerle un monumento a su inventor, bajé a la recepción con zapatillas de ir por casa. Yaiza me comentó vas a bajar así y respondí: Claro, si no voy a ver  a nadie interesante. (Además todo el hotel me había visto con unas pintas el día del accidente, que más me daba)
En ese momento, con zapatillas de ir por casa, apareció Carlos, el otro español. Lo conocimos, fue como una salvación, un chico, alguien que nos puede ayudar. Cenamos, comentamos que queríamos hacer durante los próximos 6 meses. Lo primero era buscar una casa para tres personas.


Comenzó nuestra búsqueda durante 4 días, hasta que conseguimos la casa en la que hoy vivimos. Ya teníamos la casa pero faltaba amueblarla, una tarea difícil ya que no teníamos ni idea donde estaban las tiendas de muebles de segunda mano.
Manos a la obra, buscando tienda por tienda aquello que necesitábamos. Somier, mesitas de noche, mesa para el comedor, nevera (aquí llamada heladera), cocina, sofá, sillas... Lo único que compramos nuevo fueron los colchones y las almohadas, nos daba un poco de asco que fuera utilizado. Llegó el momento de limpiar, millones de arañas, bichos indescriptibles vivían en nuestra humilde morada.


Aquí la gente no utiliza fregona, se coge una escoba y se le pone un trapo con dos pinzas y ya tienes fregona. Limpiamos así todas las paredes y las desinfectamos. Dormimos en el suelo la primera noche, con los colchones tirados y con sacos de dormir, sin almohada. Los tres arropaditos, por lo que pudiera ocurrir.
Poco a poco trajeron los muebles, arreglamos la casa, nos acomodamos. Y por fin, en ese momento encontramos fregona y cubo con escurridor. Una vez ya estaba toda la casa limpia. Ese momento en el que Carlos y Yaiza se pusieron a grita en medio de una tienda: "Maria, Maria, corre, corre, no te imaginas lo que hemos encontrado", sí era una simple fregona y un cubo con escurridor. Como si hubiéramos visto a la mismísima "Mare de Deu".
Este periodo de tiempo fue duro, intenso pero no os podéis ni imaginar lo que nos llevgmos a conocer los tres. Sin esta experiencia supongo que no hubiera superado mis miedos a las arañas, lagartos, bichos indescriptibles... De todo se aprende y todo te forma como persona.

Una experiencia única que sólo yo podía vivir.

martes, 17 de mayo de 2011

Decisión acertada...

María Moragues/Posadas
Una decisión que tomas a veces sin pensar, sin recapacitar sus pros y sus contras, un impulso que te lleva a tener un cambio radical en tu vida. Así fue como decidí presentar mi solicitud para la Beca Internacional Bancaja, justo el día antes de que concluyera el plazo. No sabía donde quería marcharme pero si que lo necesitaba, que era un cambio que me ayudaría no sólo en mi carrera si no también a formarme como persona. Decidí Argentina, el motivo unos familiares que tengo aquí, pero nunca imaginaba que este estado fuera tan grande. ¿Por qué Posadas? Ni lo pensé, busqué los posibles destinos: Buenos Aires y Posadas. La primera una gran ciudad, que podría visitar en cualquier momento y Posadas que posee la triple frontera. Decidido, Posadas será donde me trasladaré, pensé.

No sabía por cuanto tiempo, pero debido a la relación tan fuerte y afectiva que tengo con mis padres y hermana, decidí sólo estar cuatro meses. Una decisión acertada o no para muchos, pero era aquello que me pedía mi cuerpo en ese momento. Quería vivir una experiencia que podía aprovechar estando sólo cuatro meses.
En un principio era la única alumna de la Universidad Miguel Hernández de Elche que se trasladaba a Posadas, sí una aventura que debía vivir sola. Al principio ni lo pensé pero cuando iba acercándose el momento de marchar comenzaron los dolores de cabeza, ¿Qué haré yo sola en una ciudad que ni si quiera había oído hablar de ella? Aquí, en ese mismo instante, recibí un privado en la red social Tuenti. Era una compañera de la universidad, le habían concedido la misma beca que  a mí y nos íbamos juntas. Nos conocimos el día de mi despedida en Elche, tomamos una Coca Cola Light durante una hora, charlamos sobre todo aquello que teníamos previsto hacer. Aquí puedo decir después de convivir 2 meses con ella, que en aquel mismo instante comenzó una gran amistad. Bendito privado pensaba mientras iba hacia a mi casa, fue mi salvación.
Después llegaron las despedidas, momentos duros. Mis compañeros de la universidad me organizaron una gran fiesta, no faltó ninguno. Después de cuatro años juntos, dejaba por una temporada aquella gran ciudad. Experiencias vividas, enseñanza, momentos únicos que me llevaría guardados en la mente gracias a ellos, mis amigos. Fue duro hacer una mudanza después de todo lo vivido, pero sabía que no era un adiós era un hasta pronto.

No podían faltar mis amigos de Gandia, me prepararon la mayor fiesta sorpresa junto con mi familia. No imaginé en ningún momento que me harían una fiesta, fue la mejor despedida que unos amigos te pueden hacer. Me disfrazaron de miss argentina, me regalaron una camiseta (que confieso que me la pongo cada vez que ellos hacen un evento que me gustaría estar), un álbum de fotos (que veo todas las noches antes de acostarme) y el mejor regalo de todos, su compañía.



Ahora sí, llegó el día clave, el 24 de Marzo, fecha de mi partida. Mis padres, mi hermana y mi abuela en el aeropuerto. No es necesario que comente como son las despedidas definitivas. Lloré, me despedí, reí, pensé ¿por qué pedí esa maldita beca?, pero finalmente me conciencié que ahí comenzaba una experiencia única que sólo yo podía vivir.